De chiquita, mi juego favorito era ser maestra, porque me encanta enseñar, aprender y estudiar; el mundo del conocimiento me apasiona. Cuando descubrí la astrología, a mis 19 años, empezó a gestarse un sueño: formarme y aprender, y más tarde crear un entorno donde compartir contenidos de primera calidad para astrólogos interesados en ahondar y perfeccionarse.

Este objetivo fue guiando mis pasos y me llevó a contactar con los pesos pesados de la astrología, aquellos que habían logrado hacer una diferencia, para que me transmitieran sus conocimientos.

Hace unos años, de viaje con mi marido en Machu Picchu, conversé con él sobre la posibilidad de armar juntos una escuela que combinara la astrología tradicional y la humanista, un sitio que hiciera accesible esta increíble ciencia.

Tal vez se debiera a la energía tan particular del Valle Sagrado, pero en ese momento pudimos visualizar cómo el sueño que desde hacía tanto tiempo estaba latente se plasmaba y transformaba en realidad. Entendimos que el universo es un lugar de abundancia que invita a compartir lo que uno ha aprendido.

A partir de esta visión, empezamos a modelar los cientos de horas transcurridos en cursos, libros y clases particulares (que había tomado y sigo tomando) para darles una forma que resultara sencilla de transmitir.

Entendimos que el mundo de habla hispana está ávido de recibir contenidos de primer nivel, bien explicados. Así que aquí estamos. Nuestra Academia tiene el propósito de hacerles descubrir nuevos conceptos astrológicos, un lugar de excelencia donde puedan divertirse y compartir con otras personas su pasión por aprender.

Nuestro compromiso es impartir conocimientos técnicos. Si bien la astrología siempre lleva al autoconocimiento, nuestro aporte consiste en dar herramientas para que cada uno encuentre su propio camino y ayude a otros en este proceso tan estimulante.