24 julio, 2020

Dilemas familiares dentro de la Carta Natal

Extracto del trabajo que sacó 2da mención en el concurso de astrología Kier 2007

El destino, ¿es individual?

La carta natal es un mapa de la personalidad que muestra a través de los planetas, que simbolizan las funciones psíquicas, las tendencias y potencialidades de una persona. Si es cierto, en palabras de Heráclito, que el carácter para el hombre es su destino, entonces podríamos decir que a partir de las cualidades con las que nacemos, el rumbo que tomará nuestra vida ya está, si bien no definido, sí sugerido desde su principio.

Es común creer que ese destino es individual, que nuestra vida es enteramente nuestra; sin embargo, las personas llevamos a cuestas el peso de la herencia familiar y cultural, un legado que nos constituye, pero que por ser en su mayor parte inconsciente, nos gobierna sin que siquiera nos demos por enterados. Son muchas las ocasiones en las que creemos estar abordando experiencias personales y únicas cuando en realidad estamos asistiendo a disyuntivas que bajo diferentes maquillajes hace generaciones se vienen planteando en la familia. Un equívoco generalizado es creer que la herencia es solamente una dote que recibimos una vez fallecidos nuestros antecesores; pero la herencia está dada además en el momento mismo del alumbramiento y está constituida por aquello que la generación anterior dejó sin resolver. Ya bien decía Carl Jung que la mayor influencia psicológica en la vida de los hijos es la vida no vivida de los padres. De este modo nos vemos forzados a lidiar con dilemas que nos fueron transmitidos por los que nos precedieron, y si no los resolvemos, pasan a ser también las encrucijadas que el destino presenta a nuestros hijos. El pasado, disfrazado de nuevas circunstancias, pero siempre el mismo en esencia, insiste en retornar, constituyendo un círculo vicioso.

Trascender la herencia

Si bien es cierto que somos portadores de lo que quedó marcado en la familia, que nuestra vida no sea enteramente nuestra, no significa que no debería serlo. Las personas estamos llamadas a trascender esta herencia para de ese modo conquistar nuestro propio destino y vivirlo plenamente. Pero ¿cómo torcer el sendero que trazaron nuestros antepasados, como salir de la trampa de los laberintos familiares? Probablemente, la única manera de dejar de lado las conductas heredadas sea echando luz sobre aquello que aún está sin resolver y a lo que reaccionamos de manera automática, para poder elegir entre seguir con el movimiento circular, repitiendo la historia de siempre, o intentar dar una respuesta nueva y creativa que nos permita ir más allá de los acontecimientos. Solo en este caso tendremos la oportunidad de trasmutar el círculo vicioso en un círculo evolutivo, espiralado; más importante aún, nos habremos corrido del lugar de víctimas del destino y estaremos siendo protagonistas de nuestra propia vida.

El primer paso será entonces conocer el pasado del que vengo para poder transitar un surco diferente. La carta natal posibilita un estudio exhaustivo de nuestro carácter, pero además permite desentrañar del tema astral las circunstancias, dilemas y conflictos familiares no resueltos aún por nuestros padres, por lo menos al momento de nuestro nacimiento.

Ilustrémoslo con un par de ejemplos: una mujer nace con una oposición entre la Luna y Urano. El aspecto inarmónico indica que las funciones psíquicas que simbolizan estos planetas no están unidas de manera integral o armoniosa; en este caso describe una tensión entre un aspecto de la personalidad que necesita de la pertenencia para sentirse contenido y otro que valora la libertad y el desapego. Esta mujer desea fervientemente abocarse a la maternidad y al cuidado de su hija y además anhela, también fervientemente, seguir creciendo en su carrera profesional como gerente de una empresa de tecnología. Ambas áreas le resultan de suma importancia, pero siente que no puede satisfacer una sin descuidar la otra. Por supuesto que existen soluciones a este dilema, es solo cuestión de ceder, adaptarse, manejar tiempos y encontrar puntos medios; el caso es que la persona con una oposición no lo registra de este modo sino que percibe ambos polos como incompatibles. Lo que es más, seguramente ni siquiera se de cuenta de que el problema es interno, y lo viva como puramente externo, producto de las circunstancias adversas.

Muchas veces sucede que ante un conflicto entre dos aspectos que la conciencia percibe como irreconciliables la persona transita un polo y luego el otro en el intento de lograr una alquimia entre ambos; este movimiento pendular de la conducta se denomina “enantiodromía*, palabra que significa que todo acontece primero en su contrario. Lo ideal sería lograr integrar ambas partes de la personalidad, estableciendo un equilibrio, porque las dos son valiosas y necesarias. Pero en la vida real esto es muy difícil, aunque si es factible aprender a estar en un polo, pudiendo tener presente el otro, que haya un punto de observación que capte a los opuestos no como antagónicos sino como complementarios. Si esto se logra, entonces es posible resignificar los acontecimientos externos, que pasan a ser, en vez de meros conflictos, la apoyatura que brinda la vida para poder tomar conciencia de los dilemas internos.

Supongamos que la mujer con Luna oposición Urano decide dedicarse a ser ama de casa dejando de lado su carrera. Resultado predecible: su hija nace también con un contacto inarmónico entre la Luna y Urano o tal vez con un Urano en casa cuatro o una Luna en Acuario… Pero a raíz de la frustración que le transmitió su abnegada y maternal madre (que reprimió su deseo de libertad), elige hacer todo lo contrario y abocarse a lo profesional. De este modo logra desarrollar su costado uraniano, pero no el lunar, por lo que el escenario cambia pero la problemática sigue intacta, ya que la raíz del asunto es que hay un orden roto entre la pertenencia y la libertad que debe ser re establecido: esta dificultad constituye la herencia que le legó la generación anterior y que ella seguramente transmitirá a la siguiente. ¿Cómo sigue la historia? El contacto se traslada a sus hijos y así sucesivamente hasta que algún miembro de la familia logre una integración que le dé a ambos opuestos un espacio para expresarse. Al hacerlo, habrá creado un nuevo orden y abierto un nuevo surco; Urano y la Luna en contacto podrán manifestarse en forma de amor y cuidados con la dosis justa de desapego.

Veamos otro ejemplo: un hombre nace con un contacto inarmónico entre Saturno y Neptuno. Su mayor disyuntiva es encontrar la manera de unir el aspecto de su personalidad que es objetivo y estructurado con otro aspecto que anhela entrar en contacto con una realidad que lo trascienda. A lo largo de su vida va desarrollando ambas energías, pero de manera escindida, del siguiente modo: durante la jornada laboral se desempeña de manera tan responsable que raya en la rigidez, pero al terminar su tarea necesita relajarse y desestructurarse consumiendo grandes cantidades de alcohol, que lo ayudan a conectarse, aunque sea de modo artificial, con su costado neptuniano. Su insatisfacción ante esta dicotomía lo lleva a descubrir la enología, que es la ciencia que estudia la elaboración de vinos; de este modo logra darle un marco científico, vale decir saturnino, a su afición neptuniana, y al dedicarse de lleno a esta profesión empieza a vislumbrar un posible punto de encuentro, o al menos consigue acortar la distancia entre los polos. Ya sostenía el hermetismo que como es adentro es afuera, por lo que la síntesis que logra en el área de lo profesional le posibilita una unión interna entre su necesidad de participar de modo responsable del mundo cotidiano y la de mantenerse abierto a otro nivel de realidad de tipo espiritual. Más adelante decide embarcarse en el camino neptuniano de la meditación y el yoga, dándoles también un marco saturnino (en forma de horarios a cumplir) para evitar caer en extremos.

Su hijo nace con un dilema parecido expresado por un Sol en Piscis en conjunción a Saturno, pero en vez de pasar de un extremo a otro de la polaridad como le sucedió a su padre, desde adolescente decide convertirse en actor, labor pisciana por excelencia, transformando su sensibilidad y su habilidad de ponerse en el lugar de los otros en un trabajo. Es que su padre, al hacerse cargo de sí mismo, ya había abierto una nueva huella por la que pudieran circular Saturno y Neptuno de modo fluido.

Podríamos concluir pensando que el modo en que enfrentemos nuestros dilemas y limitaciones le dará o no a las generaciones siguientes las herramientas aptas para llevar a cabo esta tarea. Por eso la actitud frente a la propia existencia es determinante no solo para uno mismo: rehusar hacerse cargo de la propia vida, evitar asumirse, es un acto de abandono también hacia los hijos y el entorno en general. Desde esta perspectiva, la manera de brindar un verdadero servicio a los demás no es solucionándoles todos sus problemas ni satisfaciendo todas sus expectativas, sino comprometiéndose a ser lo que uno es.

*El primer pensador occidental en introducir el concepto de la enantiodromía fue Heráclito de Éfeso que escribe: “Lo frío se calienta, lo cálido se enfría, lo húmedo se seca, lo seco se humedece”. Quien más utilizó el concepto de enantiodromía en psicología fue Carl G. Jung: “Todo extremo psicológico contiene a su contrario… y cuanto más extrema es una posición, tanto más es de esperar su enantiodromía, su conversión en lo contrario.”

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