24 julio, 2020

Dignidades y debilidades de los planetas

Dignidades y debilidades de los planetas

Un planeta representa una función psíquica, y como tal conlleva un compromiso: Mercurio se compromete a comunicar, Venus se compromete a relacionarse, Júpiter se compromete a expandirse…

Sin embargo, los planetas nunca se presentan en estado puro, sino que lo hacen a través de su posición por signo y casa. Si bien Venus siempre busca el vínculo, es fácil darse cuenta de que Venus en Virgo no seduce ni crea vínculos del mismo modo que Venus en Acuario. O que un Venus en casa diez busca la armonía y las asociaciones en un ámbito distinto al de un Venus en casa tres.

Entonces podemos decir que la posición de un planeta por signo y casa, lo adjetiva, le agrega matices, y a estas connotaciones se las llama dignidades y debilidades.

¿Qué son las dignidades y debilidades?

Las hay de dos tipos, las esenciales* y las accidentales. Empecemos por las primeras: entre un planeta y un signo puede haber simpatías o, por el contrario, discrepancias. Esto significa que, cuando un planeta está emplazado en un signo con el que está en conformidad, este se engrandece y tiene mayores posibilidades de prosperar. En cambio, cuando ocupa signos de naturaleza distinta o contraria a la propia, su fuerza mengua, decrece, y no es capaz de desplegar todo su potencial. De este modo, un planeta colocado en el signo más parecido a su naturaleza, que sería el signo que rige, está en domicilio; en esa ubicación se encuentra a sus anchas y puede manifestarse en todo su esplendor, está dignificado. Si, por el contrario, está emplazado en el signo opuesto al de su regencia, se dice que está en detrimento y no es capaz de expresarse con toda su fuerza, se encuentra debilitado.

Vamos a un ejemplo: Marte, el planeta de la agresividad, tiene como función tomar iniciativas, competir, agredir, defenderse. Es el regente de Aries, por eso un Marte en Aries está en domicilio y tiene toda la fuerza para llevar adelante su función. Cuando aparece en el signo opuesto a Aries, Libra, está en detrimento y no puede expresar sus cualidades innatas debido a que Libra tiene que ver con la contemplación del otro y la diplomacia más que con la acción y la confrontación. Esta paradoja entre la esencia del planeta y la naturaleza del signo lo entorpece y sabotea: Marte en Libra no puede llevar a cabo su función (por lo menos abiertamente), está atado de manos y pies, tiene que defenderse sin agredir, conseguir lo que quiere complaciendo al otro al mismo tiempo, emprender teniendo en cuenta todas las variables. En este caso no está garantizado que Marte logre su objetivo.

Además de la primera dignidad esencial, la de regencia y detrimento, hay una segunda: la de exaltación y caída. Hay signos en los cuales las cualidades de los planetas son más exageradas y aumentan considerablemente en fuerza, en este caso el planeta está exaltado, dignificado. El signo opuesto al de exaltación se convierte en el de su caída, las influencias del planeta quedan disminuidas y está debilitado.

Siguiendo con el ejemplo de Marte, cuando este se encuentra en Capricornio se dice que está exaltado, ya que la naturaleza de Capricornio es la de lograr objetivos a través de la persistencia y el compromiso. Si combinamos la fuerza de Marte con la ambición y la disciplina de Capricornio, los logros pueden ser apabullantes, Marte se transforma en un “super planeta”. En cambio, en el emotivo e introvertido signo de Cáncer, Marte está en caída (Cáncer es el opuesto a Capricornio) y debe arreglárselas para conseguir sus objetivos de manera solapada, sin mostrarse agresivo, lo cual lo lleva a aguantarse la bronca hasta explotar en arranques repentinos e inesperados que lo dejan mal parado. Además, como es un signo tan hogareño, tiende a gastar su energía dentro de ámbitos conocidos, pero le cuesta muchísimo atreverse a explorar nuevos horizontes. El resultado es una actuación caprichosa, sujeta a sus cambiantes estados emocionales, sin la fuerza de tomar iniciativas; en otras palabras, una acción debilitada, en desventaja, en caída.

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DIGNIDADES Y DEBILIDADES ESENCIALES

Domicilio: un planeta en el signo que rige, está en domicilio. Tiene dignidad.
Detrimento: un planeta en el signo opuesto a aquel al que rige, está en detrimento. Tiene debilidad.
Exaltación: cada planeta tiene un signo especial, aparte de aquel al que rige, con el que está en consonancia. Este es el signo de su exaltación y es una dignidad.
Caída: si un planeta se halla en el signo opuesto a su exaltación, está en su caída. Es una debilidad.

Aparte de las dignidades y debilidades esenciales, están las accidentales **, que refieren a la ubicación de un planeta en una casa determinada, a su movimiento directo y a su cercanía al sol.

Empecemos con la ubicación: para poder expresarse, un planeta necesita un escenario específico, que está representado por una de las doce casas: por ejemplo Júpiter tiene como función expandirse, si está en once lo hará a través de agrupaciones o amigos, si está en seis a través de su trabajo y labor cotidiana…

La casa astrológica entonces es un ámbito de acción, y un planeta puede tener toda la fuerza, pero si no tiene un escenario adecuado no va a poder expresarla tanto como le gustaría; del mismo modo en que uno puede tener un fabuloso auto de carrera, pero va a poder aprovechar mejor su potencial si lo maneja sobre una autopista que si lo usa en un camino de tierra.

Algunos entornos son mejores que otros, y no todas las casas tiene la misma fuerza. Las casas angulares (uno, diez, siete y cuatro) se consideran las más poderosas, ya que dan cuenta de los hechos más distintivos en la vida de una persona: su personalidad (casa 1), su hogar (casa 4), su matrimonio (casa siete) y la profesión (casa diez). La casa uno y la diez son las más potentes y un planeta en este emplazamiento tiene enorme peso en la vida del individuo.

Las casas sucedentes (once, cinco, dos y ocho) son predominantemente estabilizadoras, o sea que buscan darle una forma concreta y permanente a lo que se inició en las casas angulares. Siguen siendo fuertes pero menos que las angulares.

Por último, las casas cadentes (nueve, tres, seis y doce) no suponen acción como las angulares ni permanencia como las sucedentes, sino que tienen que ver con la adaptación a las circunstancias del entorno. Suelen dispersar mucha energía en el medio ambiente. Un planeta en dicho escenario se considera débil, siendo las más débiles la seis y la doce.

Aquí vale una excepción: según los astrólogos medievales, la casa nueve, a pesar de ser cadente, es una casa fuerte debido a que es la del gozo del sol, incluso es más fuerte que las casas ocho y dos, que son sucedentes.
También es importante tener en cuenta la regla de los 5 grados: un planeta ubicado a cinco grados de una casa angular se considera angular, o a cinco grados de una casa sucedente se considera sucedente, y a cinco grados de una casa cadente se considera cadente.

Para finalizar, y como parte de las dignidades y debilidades accidentales, es conveniente considerar si un planeta está retrógrado (o sea que su movimiento aparente a través del zodíaco, desde el punto de vista geocéntrico, es hacia atrás) o combusto (a una distancia de entre 17 segundos y 8 grados del sol). Estas dos circunstancias disminuyen su fuerza.
Pero así como la cercanía al sol es una debilidad, porque el sol ‘quema” al planeta, la cercanía extrema (menos de 17 segundos) es una dignidad, se dice de ese planeta que está cazimi, y su fuerza aumenta exponencialmente.

DIGNIDADES Y DEBILIDADES ACCIDENTALES

DIGNIDADDEBILIDAD
estar ubicado en casas angularesestar ubicado en casas cadentes
estar ubicado en casas sucedentes(excepto la nueve)
estar cazimiestar retrógrado o combusto

*Los astrólogos medievales usaban 5 dignidades esenciales: regencia, exaltación, término, triplicidad y decanato. En este espacio me referiré solo a las dos primeras, las más poderosas.

**clasificación de dignidades accidentales según el astrólogo medieval Bonatti, Liber Astronomiae